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domingo, 6 de enero de 2013


¿EL FIN DEL MUNDO PARA EL 2012?
a medida que se acerque la fecha, los temores (y el negocio de unos cuantos vivos) irán en aumento.
Veamos. En películas catastrofistas, en muchas web y en algunos libros que se venden hasta en supermercados se asegura que, según una antigua profecía maya, exactamente el 21 de diciembre de 2012 se acabará el mundo tal como lo conocemos. Ese día, desde el centro de nuestra galaxia llegará un rayo -o un meteorito, o un enorme planeta- que colapsará los satélites, las comunicaciones y la energía eléctrica. Eso en una breve síntesis, porque hay variaciones sobre el tema, de acuerdo a quien le dé la gana de inventar lo primero que se le ocurra.
Según los gurúes de la New Age, que son quienes predican (y se benefician) de esta variante moderna del Apocalipsis bíblico, los mayas eran seres muy espirituales que estaban conectados con las fuerzas cósmicas , es decir, con el “Espíritu del Universo” que no sabemos muy bien de qué se trata. Extraterrestres o sus parientes. Y para probarlo, sostienen, con razón, que esta civilización creó un calendario muy preciso.
Pero ¿quiénes eran los mayas?
Las teorías descabelladas sobre este pueblo comenzaron apenas después de la llegada de Colón a América. Se especulaba con que ellos eran descendientes de las tribus perdidas de Israel. En el siglo 19, al francésAugustus Le Plongeon se le ocurre un nuevo delirio: sostiene que los mayas eran sobrevivientes de la Atlántida.
Según él, cuando un cataclismo hundió ese mítico continente algunos atlantes escaparon hacia al oeste y fueron el origen de los mayas; otros, viajaron al este y fundaron la civilización egipcia. Eso explicaría que ambos pueblos construyeran pirámides, que sus jeroglíficos sean algo parecidos y que fueron grandes estudiosos de la astronomía. Y ahí se acaba el parecido. Porque se olvidaron de un “pequeño” detalle: el esplendor de ambas civilizaciones está separado nada menos que por 2 mil años de historia.
Según los vendedores de misterios de hoy, los mayas eran un pueblo sensible a las artes, sencillos agricultores que vivían en armonía con la naturaleza. Pacifistas, espirituales y ecologistas, una especie de precursores de los hippies. Dicen además, que un día abandonaron sus ciudades y desaparecieron misteriosamente.
Lamentablemente, sobre todo para sus vecinos, la verdad es muy diferente. Los mayas eran un pueblo guerrero, y como tantas otras “civilizaciones” de la Antigüedad, eran inmisericordes con los pueblos que sometían.

Basta ver la plataforma de Chichén Itzá, donde se hacían sacrificios humanos, y que adornaban con las calaveras de sus enemigos, a quienes previamente habían despojado de su piel para confeccionarse máscaras y vestimentas ceremoniales.
Tampoco eran muy ecologistas, sino más bien lo contrario: la mayoría de los arqueólogos cree que abandonaron sus ciudades cuando los suelos selváticos se agotaron para la agricultura por el exceso de población, a lo que siguieron grandes revueltas sociales.
Y tampoco es verdad que los mayas hayan desaparecido. Actualmente en México y Guatemala viven varios millones de indígenas mayas. Una de ellas es famosa: la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú. Más aún, ninguno de estos auténticos mayas sabe nada de esa presunta profecía, sencillamente porque no está escrita en ninguna parte.

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